Los saberes de mis estudiantes

En los tiempos actuales el saber producido por las instituciones educativas está limitado. Hoy el saber ya no sólo está en lo que dicen los textos o en lo que comunica el docente. Hoy el saber está en todas partes y proviene de todos lados.   Por eso ya no hablamos de un saber, sino de los saberes. Hoy un estudiante ya no adquiere un saber, sino saberes. Sean buenos o malos estos saberes van formando una personalidad, un trayecto, una vida. Decir que los estudiantes no saben o no aprenden es por la falta de comprensión de lo qué son los saberes; pues los saberes se manifiestan de diferentes formas:  pueden presentarse al momento de mandar un mail, o al momento de diseñar un dibujo a escala, o en la elaboración  de un pastel. Es decir, los saberes están en todo momento; en cada actividad que realizamos tanto individual como colectivamente. El saber no es sólo repetir merorísticamente la formula del agua. Inclusive, al  relacionarnos con otras personas estamos haciendo uso  de un saber. El problema inicia cuando queremos separar estos saberes de la forma  en que los aprendemos y este problema crece cuando alguien pretende hacernos cambiar la forma en que aprendemos los saberes.

Todos los seres humanos aprendemos de diferentes formas y a diferentes ritmos, por lo que los saberes varían según la capacidad de cada persona. En el caso de los estudiantes, los docentes muchas veces ignoran este tipo de capacidades, por lo que casi siempre, los jóvenes, se ven perjudicados en su rendimiento académico. Así podemos ver casos, por ejemplo,  como el de aquellas personas que aprenden rápido el calculo diferencial, pero que les cuesta trabajo poder expresarse abiertemente ante los demás.

Al haber diversos saberes por consiguiente, se deriva que  haya muchas formas de  enseñarlos; pero además,  muchos son los que lo enseñan y al mismo tiempo lo enseñan de difenretes modos. La enseñanza ya no es exclusiva de la institución ni de los docentes en particular.

Dentro de los saberes que la humanidad comparte entre si, podemos ver , que   los roles han cambiado. Hoy todos aprendemos de todos; el afilador de cuchillos puede enseñarme cómo lo hace; yo le puedo enseñar a un niño a localizar una calle; y un estudiante de bachillerato me puede enseñarme a  transferir una fotografía vía bluetooth o puedo pedirle a un compañero de trabajo que me ayude a realizar cualquier actividad. El ser docente ya no es sinónimo de saberlo todo o hacerlo todo. Por lo que el docente es solamente un facilitador del desarrollo de los saberes. Su función es detectar qué tipo de saberes traen consigo los estudiantes y una vez detectado potenciarlo hacia un crecimiento, para que éste, el alumno, pueda  por sí sólo desarrollar otros tipos de saberes.

Entonces, ya no hablamos de que los estudiantes no quierán saber o aprender algo; pues en ellos ya hay un tipo de saber  o de saberes qué son los que han aprendido a lo largo de su vida, lo que hace falta es orientar los saberes aprendidos hacia cuestiones más productivas que les permitan potencializar un crecimiento de aprendizaje. Es decir, los saberes aprendidos deben de interactuar para crear otros saberes más complejos que los anteriores. Para que esto se logre el docente debe de aprender a reconocer los tipos de saberes básicos que los estudiantes van mostrando durante las diversas sesiones en las que se divide el programa de estudios.

Por ejemplo, en una encuesta realizada a un grupo de  estudiantes en el Plantel Conalep Toluca, sobre el conocimiento y manejo de las TIC y el Internet, los resultados mostraron que aunque todos conocen algún tipo de TIC o algunas páginas de la red, muy pocos saben utilizarlas con fines educativos. Esto se vio reflejado al momento de majenar las rúbricas de evaluación, pues muy pocos estudiantes de dicho grupo lograron realizar la rúbrica  en el nivel de Excelente, la mayoría sólo alcanzó el nivel de  Suficiente y muy pocos el Insuficiente. Al hablar con el grurpo por esta situación, las respuestas fueron: 1) no entender las indicaciones  en algunos puntos de la rúbrica de evaluación, 2) el no estar acostumbrados a trabajar durante varías horas frente al ordenador, 3) el no tener precaución a la hora de enviar el trabajo al correo institucional del docente. Pero en ningún momento se mencionó el no conocer completamanente las TIC y el uso del Internet.

Por lo anterior se puede decir que los saberes están, lo que hace falta es canalizarlos para un mejor beneficio de los estudiantes. Y esta canalización debe ser conducida por el docente. No estamos frente a un grupo de jóvenes que no saben; lo que sucede es que en el grupo hay diversidad de saberes que requieren ser canalizados a un fin productivo. Si analizaramos a un estudiante para ver qué tipos de saberes posee, veremos que muchos de estos saberes  no le producen ningún beneficio y que los pocos que lo harían  no han sido explotados para benefico propio. Aquí es donde debe de entrar la mano del docente, quién debe de contextualizar las rúbricas de evaluación, además de procurar estabilizar los niveles de conocimiento,   el buen manejo de las TIC y el uso adecuado de la Internet.

El docente debe de ser capaz, por consiguiente,  de reconocer los tipos de saberes de sus estudiantes. ¿Y cómo se logra eso? se preguntarán. Con la obsercación directa del comportamienro del grupo, pero sobre todo, se obtiene de los comentarios, platicas y sugenrencias  que los estudiantes nos brindan en cada sesión de clase. Es importante, por lo tanto, que el docente preste atención a los comentarios de sus estudiantes ante el uso de las TIC y el Internet, pues en ellos descurbirá en que nivel de saberes están los estudiantes.

Ahora bien, el hecho de que sea el docente el que tenga que desarrollar y potencializar los saberes de sus estudiantes,  no quiere decir, que se convierta en una persona que ande rogando a cada estudiante para que se intetese por canalizar sus saberes hacia algo productivo. ¿Por qué? porque entonces los saberes se convierten en un chantaje educativo, que se prolonga en todas direcciones de la sociedad.

Si al principio de este escrito decía que el saber de las instituciones esta limitado, es en razón de lo que la está rodeando. Este alrededor son todos los medios publicitarios que acaparan la atención de los estudiantes, disfrasados de saberes divertidos van desestabilizaando las emociones de los jóvenes. No dejemos entonces que el chantaje educativo sea otro cerco más  de las instituciones educativas.  Hagamos concienca de que el buen uso de la tecnología, el buen manejo de la Internet, podrán ayudarnos a desarrollar mejores saberes en nuestros estudiantes. No  olvidemos que nuestros estudiantes tiene la gran facilidad de enseñarnos a mejorar como docentes.